Mi niña primavera.

















Cuando tus ojos se detienen en los míos,
me recitan poemas, que tu boca no me ha dicho,
puedo ver los versos como giran en tus pupilas,
ellos anidaron en tu mente, toda tu vida.

Tu sonrisa de niña enamorada
baña mi vida como sol en cascadas,
suave y tibiecito, corre por mi cuerpo
despertando el deseo ,de poseerte ya.

Me siento afortunado de estrenar tu cuerpo,
de poseer ese capullo de azucena
que en el jardín de tu ser, guardaste para mí,
acércate pequeña mariposa de colores,
refúgiate en mi pecho, que es todo para ti.

¡¡Ven!!... lentamente…Mientras sueltas
esa cascada de sol que es tu pelo,
sobre tu piel de luna,
tus luceros iluminarán la habitación,
mientras nuestros cuerpos se funden, con nuestro amor.

Tu cuerpo de espiga sin cosechar,
se adaptará al ritmo de mis movimientos,
así aprenderás a danzar,
al compás de los latidos del corazón,
no emplees la razón, solo déjate llevar por la pasión.

¡¡Así!!... pequeña mía,
rodea con tus piernas mi cuello,
tu piel está ardiendo como brasa,
¡¡No me despiertes, si esto es un sueño!!...

¡¡Pero no!!... estoy entrando en tu cuerpo,
tus gemidos me enloquecen,
tu llanto, es llanto de gozo,
éste momento es sublime,
estoy a punto de estallar
como volcán en erupción,

No te reprimas mi amor,
éste momento es de los dos.
Ahora que ya he saboreado
las cerezas de tus pezones,
tensos y ardientes,
déjame besar tu frente
hasta que hallemos sosiego,
nuestros cuerpos, que aun están ardiendo,
nos incitan a descansar de tanta fiebre.

Eres mi fierecilla incansable,
galopas sobre mi cuerpo
cual bella amazona,
eso me gusta preciosa, a tu lado soy feliz.

¡¡Ven!!... reposa tu cabeza sobre mi pecho,
descansa hasta que el temblor
de tus piernas se detenga,
eres para mí ,un regalo del cielo,

Apareciste con tu amor,
aliviando el peso de mi edad,
¡¡Hiciste que renaciera!!...
¿Cómo no amarte niña?...
Si tus pocos años me llenan…
de energía, vitalidad y nuevas fuerzas,

He comprobado que eres, un volcán de pasión,
me llevarás a experiencias nuevas,
yo que creía haberlo conocido todo,
a tu lado, se que existen caminos nuevos.

¡¡Gracias princesa!!...
Por entregarme tus veinte primaveras,
tú haz hecho reverdecer las flores
que ya estaban mustias, en mi otoño gris.

Estrellafugaz.